sábado, 8 de febrero de 2014

De Noticias obituarias


...Durante la semana que recién rodó a la eternidad, nuestra ciudad se ha sumido en el dolor más profundo. Ese, quien hace todas las cosas bien, aunque bajo nuestro débil entendimiento humano, sus actos pueden verse a veces con sabor a injusticia, ha visto adecuado remover de entre nosotros a uno, cuyo genio y vida inculpable, lo habían hecho querido para amigo y enemigo por igual.
Al decir que el sr. Jowler fue un perro de habilidades preeminentes y virtudes excepcionales, sólo hacemos eco vagamente del veredicto de un universo desolado. Dotado de un intelecto gigantesco y un corazón cálido, modesto en su conducta, genial en su intercurso con amigos y conocidos, e indulgente con los extraños (con quienes siempre mantuvo las relaciones más cordiales, no dañado por la grosa familiaridad, demasiado común entre los perros de razas inferiores), inofensivo en su caminata diaria y conversación, el difunto era universalmente respetado, y su pérdida va a ser incluso más generalmente deplorada.
Sería una obra de supererogación, el dar un résumé de la carrera pública de uno tan bien conocido, de uno cuyo nombre se ha vuelto una palabra casera. En la vida privada su carácter era igualmente estimable. Tuvo siempre un meneo de incentivo para el joven, el mal-favorecido, el apaleado y el sarnoso. Aunque su espíritu gentil ha fallecido, ha dejado con nosotros el registro de sus virtudes como un ejemplo brillante para todos los cachorros, y el escritor se complace en admitir eso tan lejos, como en éste yace que él mismo se ha esforzado por sacar provecho de eso.

Título original: Sin título, publicado por primera vez en The Fiend's Delight, 1873, con la firma: "Dod Grile".
Imagen: Memo-adv, Dog Skull, XXI.