martes, 4 de febrero de 2014

De Noticias obituarias


...Estamos compelidos de modo reluctante a relatar la muerte intemporal de la sra. Margaret Ann Picklefinch, que ocurrió hacia la una de la mañana ayer. Las circunstancias que acompañaron al evento melancólico fueron éstas:
Justo antes de la hora nombrada su marido, el bien conocido temperado disertador, y menos conocido en general temperado escuchador, llegó a la casa de una aplazada reunión de la Legión del agua fría, y se retiró muy borracho. Su estimable dama se paró y le tironeó las botas, a lo usual. Él se metió en la cama y ella se acostó a su lado. Ella emitió un afable preliminar juramento de ternura, y súbitamente dejó de hablar. Debe haber sido hacia esa hora que murió. Con la luz del día él la invitó a pararse y hacer el fuego. No detectando movimiento en su cuerpo reforzó la disciplina familiar. El sonido duro peculiar de su esposa golpeando el suelo, primero despertó sus sospechas del despojo que había sufrido, y al levantarse más tarde en el día encontró sus primeros temores realizados, la dama había desistido del reclamo de su protección ulterior.
Extendemos al sr. P. nuestra sincera simpatía, en la grandiosa calamidad que le puede suceder a un hombre inmatrimonial. El inconsolable sobreviviente tocó en nuestra oficina la tarde pasada, conversó con sentimiento por algunos momentos sobre las virtudes de la querida partida, y se fue con el aire de un perro que ha tenido su cola abreviada, y está forzado a empezar una vida nueva. Verdaderamente, los decretos de la Providencia a veces parecen absurdos.

Título original: Sin título, publicado por primera vez en The Fiend's Delight, 1873, con la firma: "Dod Grile".
Imagen: Claude Monet, Nature morte: le quartier de viande, XIX.