miércoles, 19 de septiembre de 2012

El proveedor del niño


El sr. Goboffle tenía un niño pequeño, no esposa, un perro grande y una casa. Como era incapaz de permitirse las expensas de una enfermera, estaba acostumbrado a dejar al niño al cuidado del perro, quien estaba muy apegado a éste, mientras él andaba ausente en un distante restaurante por sus comidas, tomando la precaución de encerrarlos juntos para prevenir el secuestro. Un día, mientras estaba en su cena, se le atascó una patata grande, bien hervida abajo del cuello, y ésta lo condujo a la eternidad. Su barro fue llevado al forense, y el gran mundo siguió casándose y dando en casamiento, mintiendo, engañando y rezando, como si él nunca hubiera existido.
Mientras tanto el perro había, después de varios días de descuido, forzado un egreso a través de una ventana, y un vecino panadero recibía una llamada de él diariamente. Andando con gravedad adentro, éste depositaba una pieza de plata, y recibido un panecito en su cambio se marchaba hacia el hogar. Como éste era un proceder bastante inusual en un perro callejero de su especie, el panadero un día lo siguió, y cuando el perro saltó con júbilo por la ventana de la casa desierta, el hombre de la masa se ​​aproximó y miró adentro. ¡Cuál sería su sorpresa al ver al perro depositar su pan calmado en el suelo, y caer para lamer con ternura la cara de un niño hermoso!
Es más justo explicar que allí no había nada más que una cara restante. ¡Pero ese perro hacía amar tanto al niño!

Título original: The Child’s Provider, publicado por primera vez en The Fiend's Delight, 1873, con la firma: "Dod Grile".
Imagen: A History of the Dog in Art By William Secord, 2009.