domingo, 29 de julio de 2012

¿Por qué no estoy editando El Aguijón?


J. Munniglut, propietario, a Peter Pitchin, editor.
Oficina de
El Aguijón, lunes, 9 a.m.

Un hombre ha llamado para preguntar “quién escribió ese artículo sobre el sr. Muskler”. Yo le dije que lo averiguara, y él dice que es lo que piensa hacer. Él ha consentido para divertirse con los cambios, mientras yo le pregunto a usted. Yo no apruebo el artículo.

Peter Pitchin, editor, a J. Munniglut, propietario.
Calle Lofer 13, lunes, 10 a.m.


¿Usted por casualidad recuerda cómo Dacier traduce Difficile est proprie communia dicere? Yo he hecho una nota de eso en algún lugar, pero no la puedo encontrar. Si usted recuerda por favor deje un memorandum de eso en su mesa, y yo lo voy a tomar cuando venga abajo esta tarde.
P.S. Dígale al hombre que se vaya, nosotros no podemos ser molestados por ese tipo de Muskler.

J. Munniglut, propietario, a Peter Pitchin, editor.
Oficina de
El Aguijón, lunes, 11:30 a.m.

Yo no puedo ser descortés con un extraño, usted sabe, debo decirle que alguien lo escribió. Él ha terminado los cambios, y está tamboreando en el suelo con la punta de su bastón, yo temo que a la gente en la tienda debajo no le va a gustar. Además, el capataz dice que disturba a los componedores en la habitación siguiente. Supongo que usted viene abajo.

Peter Pitchin, editor, a J. Munniglut, propietario.
Calle Lofer 13, lunes, 1 p.m.


Yo he encontrado la nota que hice de esa traducción, pero está en francés y no la puedo discernir. Pruebe al hombre con el diccionario y los Libros de fechas. Éstos deben demorarlo hasta que sea tiempo de cerrar la oficina. Yo voy a estar abajo temprano el día de mañana por la mañana.
P.S. ¿Cuán grande es él? Sugiera una demanda civil por libelo.

J. Munniglut, propietario, a Peter Pitchin, editor.
Oficina de
El Aguijón, lunes, 3 p.m.

Él luce más grande de lo que era cuando vino. Yo le he ofrecido el diccionario, él dice que lo ha leído antes. Está sentado en mi mesa. ¡Venga de una vez!

Peter Pitchin, editor, a J. Munniglut, propietario.
Calle Lofer 13, lunes, 5 p.m.


Yo no pienso que vaya. Estoy haciendo un artículo para esta semana sobre El aspecto presente del horizonte político. Espéreme muy temprano el día de mañana. Usted mejor haya echado al hombre afuera y cerrado bien la oficina.

Henry Inxling, contador, a Peter Pitchin, editor.
Oficina de El Aguijón, martes, 8 a.m.

El sr. Munniglut no ha llegado, pero su amigo, el caballero grande que estuvo con él todo el día ayer, está aquí otra vez. Él parece muy deseoso de verlo a usted, y dice que va a esperar. Tal vez es su primo. Yo pensaba que le diría que él estaba aquí, así que usted pudiera apurarse abajo.
¿Debo yo permitir perros en la oficina? El caballero tiene un bulldog.

Peter Pitchin, editor, a Henry Inxling, contador.
Calle Lofer 13, martes, 9.30 a.m.


Ciertamente no, los perros tienen pulgas. El hombre es un impostor. Oblígueme echándolo afuera. Yo voy a venir abajo esta tarde, temprano.
P.S. No escuche las súplicas del rascaille,¡afuera con él!

Henry Inxling, contador, a Peter Pitchin, editor.
Oficina de
El Aguijón, martes, 12 m.

El caballero carga un revólver. ¿A usted le importaría venir abajo y razonar con él? Yo tengo una esposa y cinco hijos que dependen de mí, y cuando pierdo mi temple soy propenso a ir demasiado lejos. Yo preferiría que usted debiera echarlo afuera.

Peter Pitchin, editor, a Henry Inxling, contador.
Calle Lofer 13, martes, 2 p.m.


¿Usted supone que yo puedo dejar mi correspondencia privada, para preservarlo de la intrusión y las impertinencias de los mendigos? Ponga al canalla afuera de una vez, ¡con cuello y tacones! Yo lo conozco, él es Muskler, ¿no lo recuerda? Muskler, el cobarde que asaltó a un viejo, usted va a encontrar todas las circunstancias relatadas en la edición del último sábado. ¡Afuera con él, soplón poco hombre!

Henry Inxling, contador, a Peter Pitchin, editor.
Oficina de
El Aguijón, martes en la noche.

Yo le he dicho que se vaya, y se rió. Así hizo el bulldog. Pero él se está yendo. Ahora está haciendo una cama para el cachorro, en una esquina de su habitación, con algunas alfombras y periódicos viejos, y parece estar a punto de irse a cenar. Yo le he dado su dirección. El capataz quiere alguna copia para seguir con. Le ruego que venga de una vez, si yo voy a ser dejado solo con ese perro.

Peter Pitchin, editor, a Henry Inxling, contador.
Callejón Duntioner 40, miércoles, 10 a.m.


Yo debería haber venido abajo a la oficina la noche última, pero usted ve me he estado moviendo. ¡Mi casera estaba demasiado mugrienta sucia para cualquier cosa! Yo me paré tanto tiempo como pude, luego me fui. Estoy viniendo directo, tomo su respuesta a esto, pero quiero saber, primero, si mi papel secante ha sido cambiado y mi tintero rellenado. Esta casa es una buena vía afuera, pero el muchacho puede tomar el carro en la esquina de las calles Cobble y Slush.
¡Oh!, ¿sobre ese hombre? Por supuesto usted no lo ha visto desde.

William Quoin, capataz, a Peter Pitchin, editor.
Oficina de
El Aguijón, miércoles, 12 M.

Yo he tomado su nota para Inxling, él no ha venido abajo esta mañana. No tengo una línea de copia en los ganchos, los muchachos están todos lanzados en anuncios muertos. Hay un hombre y un perro en la oficina del propietario; yo no creo que ellos deban estar ahí, solos del todo, pero estuvieron aquí todo el lunes y ayer, y puede estar conectado con el negocio manejado del papel, así que no me gusta ordenarles que vayan afuera. Acaso usted venga abajo y les hable a ellos. Nosotros vamos a tener que irnos lejos, si usted no envía una copia.

Peter Pitchin, editor, a William Quoin, capataz.
Callejón Duntioner 40, miércoles, 3 p.m.


Su nota me asombra. El hombre que usted describe es un notorio ladrón. Tome a los componedores todos juntos, y haga una acometida contra él. No trate de retenerlo, sino empújelo afuera del pueblo, y yo voy a estar abajo tan pronto como pueda tener un botón cosido en mi cuello.
P.S. ¡Dele a él bien!, no mencione mi dirección, y él no puede quejarse a mí de cómo usted lo trata. ¡Rompa su corneta!

J. Munniglut, propietario, a Peter Pitchin, editor.
Oficina de
El Aguijón, viernes, 2 p.m.

El negocio me ha detenido en cuanto a la oficina hasta ahora, ¿y qué yo encuentro? Ni un alma por el lugar, ni una copia, ¡ni una pizca de materia viva en las galeras! No puede haber periódico esta semana. Qué ustedes todos han hecho consigo mismos, estoy seguro que no sé, uno podría suponer que ha habido viruela por el lugar. A usted le va a placer venir abajo y explicar esta Hégira de una vez, ¡de una vez si le place!
P.S. Ese problemático de Muskler -usted puede recordar que él cayó el lunes, para inquerir por algo u otro-, ha tomado una suerte de tienda exactamente opuesto a aquí, y parece, a esta distancia, estar haciendo algo para una escopeta. Yo presumo que él es armero. Así que nosotros preciosamente bien estamos librados de él.

Peter Pitchin, editor, a J. Munniglut, propietario.
Pier No. 3, viernes en la noche.


Justo una línea o dos para decir que me han llamado lejos de súbito, para enterrar a mi madre enferma. Cuando eso esté fuera de mi mente yo le voy a escribir qué sé sobre la Hégira, la huida a Egipto, la retirada de los Diez Mil y cualquier cosa más a usted le gustaría aprender. ¡No hay nada que pensar sobre ! Yo no pienso que haya habido alguna deserción voluntaria. Usted puede contratar a un editor, digamos, por cincuenta años, con el privilegio de retenerlo regularmente, si, al final de ese tiempo, yo debiera romperme el cuello apurándome de vuelta.
P.S. Yo espero que el pobre tipo de Muskier va a sacar un provecho justo en la línea de la armería. ¡Sáltelo a él para un anuncio!

Título original: Why I am Not Editing The Stinger, publicado por primera vez como Why I am Not Editing the Cowville Saturday Stinger en Fun, 1874, con el seudónimo: "Dod Grile".
Imagen: Edgar Degas, Portrait in a New Orleans Cotton Office, XIX.